Permaneció mucho tiempo estática, sus ojos estaban atentos a cualquier movimiento, estaba helada, parecía que no respiraba, una pequeña lágrima cayó por su mejilla y un suspiro por su boca fue libre, de pronto apareció un unicornio, uno distinto, de color plomo con manchas negras, éste tenía alas, -¿Esto es un Unicornio o un Pegaso?- se preguntó la chica . . .
-¡Ya estoy harto, este caos se acabó!-Gritó con furia aquel unicornio
De golpe todo volvió a ser normal, dentro de lo conocido, lo morado de volvió amarillo, la lava en estambre y todas las criaturas volvieron a su monotonía, la chica quedó impactada, no entendía que había pasado, los panqueques volaban amablemente con las tostadas, los ositos de gomita corrían por el estambre, cascadas de caramelo, chocolate y yogurt bajaban armoniosamente, al parecer todo era hermoso con una canción de fondo. Por los grandes estambres apareció un hombrecito con calzoncillos gritando: “¡Estamos de fiesta!, ¡Hay que celebrar!”, bailaba como si no hubiera un mañana, bueno, técnicamente no lo hay . . .
-¿Celebrar?-preguntó la chica
-No lo sé, no me mires a mí, no soy el de la idea-Respondió el unicornio morado.
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