sábado, 28 de julio de 2012

~6 días durará el dulce sueño~

    Ese beso fue mágico, la chica experimento cosas, sentimientos y deseos que nunca había sentido, pudo ver un mundo diferente y deseo con todas su fuerzas que la realidad nunca le alcanzara, pero cuando abrió sus ojos el chico ya no estaba. . .
-Oh~oh, esto es malo, despierta preciosa princesa, este príncipe no durará por mucho, sólo 5 días te quedan, mis regalos tiene una duración, ya has agotado un día, disfruta estos 5 restantes, no te exaltes, que después al perderlo sufrirás como ninguna- Le dijo la voz del ser plomo.
-¿Por qué me diste algo tan perfecto que ni siquiera puedo disfrutarlo por más tiempo?-dijo entre sollozos la chica
-Porque mientras más pase, más te dolerá el vacío que dejará, pero. . . vamos, ¿No te a gustado esas experiencias que te ha hecho vivir?, pues te encantarán las te aguardan-
-Oh. . . mi princesa, ¿Por qué lloras?-preguntó el unicornio morado
-No, no es nada-respondió la chica.
-¿Desde cuándo. . . has dejado de confiarme tus secretos?-Dijo el unicornio
-Yo. . . no lo sé, mi corazón se a cerrado y ya no desea compartir el daño provocado en su interior-

martes, 24 de julio de 2012

~Un caramelo que no se debe acabar~

    Todos los presentes se fueron a sus respectivos destinos, solo estaba la chica y el chico de polera fosforescente que se aproximaba. . . Cuando llegó finalmente a ella se arrodilló y le mostró una rosa azul que tenía en su mano, se la entregó con gran cariño, ella la aceptó dichosamente, estaba sonrojada. . . él la tomo entre sus manos y la abrazó fuertemente, no la quería soltar, ella solamente estaba helada, no sabía que hacer, pero en su corazón deseaba que ese maravilloso momento no culminara. Poco tiempo después la soltó y la miró fijamente a los ojos, ella no sabía cómo actuar, que hacer, como reaccionar, estaba roja como un tomate y pensar en ello la hacía sonrojarse más, en un momento no pudo soportarlo y se tapó su hermosa cara con sus delicadas manos, no podía dejar que ese chico la viera en ese lamentable estado…
-No te tapes, deseo verte, esos hermosos ojos, esos labios color carmesí, sonrojada te ves hermosa, bellísima, me encanta como te ves en este momento-Le dijo el chico.
-¡No me mires!, me da pena-Respondió ella
-¿Cómo no mirarte?, no me pidas cosas imposibles, deseo abrazarte, besarte, tocarte, acariciarte, te embriagaré con mis actos a tal punto que tu cuerpo no podrá soportarlo- Y en ese instante la besó. 

sábado, 21 de julio de 2012

~Una chica sonrojada~

    El cielo amarillo estaba en su máximo esplendor, los panqueques volaban armoniosamente, el agua era dulce como la mermelada de frutilla, un ambiente perfecto, la chica estaba sentada junto al arrollo cantando sus memorias pasadas, todos la escuchaban con una amable sonrisa en los labios, su canto era magnifico, hacía que cualquier mortal se sonroje. Cantar en público real le asustaba, le daba pavor, era una chica muy tímida y el pánico escénico en ella era muy fuerte, una chica con una voz angelical se escondía.
    Mientras cantaba divisó a un chico a los lejos, caminaba tranquilamente en dirección hacia ella, era él, el chico de la polera fosforescente, ella se sonrojó, sus piernas no respondían y su cuerpo tiritaba de la emoción, no podía creerlo, ¿Qué hacia el ahí? Se preguntaba.
-Te ves confundida-Dijo el ser plomo
-¿Qué hace el aquí?-
-Yo lo traje para usted, es su utopía, todo debe ser perfecto, él hace a su corazón precipitarse, gritar y agitarse de felicidad, lo hace entrar en un frenesí tal que hasta su cuerpo no le responde, él es para su deleite, entreténgase-
    La chica emocionada sonrió, intentó pararse, pero sus pies no le respondían, tal era la felicidad que la consumía que no le daban sus energías para realizar acción alguna, el chico cada vez estaba más y más cerca. . .


martes, 17 de julio de 2012

~A vuelto a aparecer el plomo en escena~

    La chica decidió volver a su maravillosa utopía, pero esta vez fue diferente, ella volvió con una radiante sonrisa en los labios.
-¡Buenos días mi hermosa dama!, ¿A qué se debe su sonrisa?-preguntó el unicornio morado.
-¿Sonrisa?-Se acercó a un arroyo de miel y observo su reflejo-Oh. . . Que interesante, en mi estadía en la realidad me paso algo. . . curioso-Se sonrojó.
-¿Algo curioso?, ¿No será “alguien” el culpable de su anhelada sonrisa?-dijo el unicornio.
-Era un hermoso chico, mi dama, no deberías de haberlo dejado allí sólo con tu recuerdo-Dijo una voz conocida. . . En ese momento ella pudo observar al extraño ser de color plomo.
-¿Tu?, no pensé. . .-
-¿A quién te refieres mi leady?-Interrumpió el unicornio morado.
    En ese instante el extraño ser de color plomo le guiño el ojo a la chica que estaba confundida, una mirada cómplice emitió ella junto a una sonrisa traviesa.
-Nada, sólo. . . Déjame sola por favor-
-Como ordene mi dama- Obedeció el unicornio morado y se alejó por las colinas de frutilla acaramelada.
-¿El unicornio no puede verte?-Preguntó ella a la criatura.
-No, nadie puede verme excepto usted, fui creado para servirle únicamente a su persona, yo soy el baúl de sus secretos, se todo y conozco todo acerca de su vida, soy un ser que puede hacer al unicornio morado un ser demente por los celos, conozco tu alma, tus deseos, tus caprichosos como también tus pecados, yo. . . Soy tu cómplice-
    La chica sonrió, otro ser se ha unido a su jardín, le asusta el hecho de que un ser sepa todo acerca de ella, que no pueda guardar nada, un ser que siempre acertará en opinar sobre su persona, quizás le diga lo que no quiere oír, quizás le recuerde atemorizantes memorias escondidas-Es peligro, pero es muy interesante- piensa esa niña traviesa, corre para alcanzar los cubos de azúcar que emanan miel de sus extremos, su pelo se balancea conforme al movimiento y su sonrisa es tan dulce que desearías poder derretirte en ella.

miércoles, 11 de julio de 2012

~El chico de la polera fosforescente~

    Aprovechando que estoy en mi odiada realidad acompañé de muy malas ganas a la señora que me dio la vida a una ciudad que te lleva al consumismo, llena de personas estresadas, trabajólicas, las cuales siempre están con prisa, chocan y golpean sin importarles el “a quien” y el “como”, sin disculpas ni reflexiones, todo lo que está a su paso corre un serio riesgo. Hicimos algunas compras para cubrir necesidades, al término de nuestra visita fuimos al terminal de trenes, para poder volver a nuestra ciudad de origen, faltaba una hora para que llegara el tren, lo sabía antes de llegar, tenía que hallar una forma para quemar el tiempo, al abrir las puertas me di cuenta que todo estaba resuelto, 5 monitos bailando en la pista, haciendo piruetas, saltos y pasos, solo practicaban, nada extraordinario, pero nunca había presenciado un momento así, me senté en primera fila para observarlos, los miraba seriamente, sólo se ganaba mi sonrisa, aplausos y atención al que le tocara el turno de mostrar sus destrezas, todos se percataron de mi presencia, algunos se mostraron indiferentes, pero la mayoría no podía apartar su mirada, trataban de concentrarse y dedicar algún tiempo para observarme disimuladamente, claro, no lo lograban.
    Había un chico que llamaba mi atención, era muy guapo y su cuerpo estaba en forma, era el chico de las 2 muñequeras negras, tenía una sonrisa angelical y un carisma extraordinario, era el mejor del grupo, hacía sus piruetas limpiamente y sin errores, era un verdadero deleite a la vista, por otra parte había otro chico que también llamó mi atención, tenía una polera fosforescente y una sonrisa verdaderamente traviesa, él se ganó mis miradas.
   El chico de la polera fosforescente siempre estaba activo-¡Hey mírame, aquí estoy!-decía con sus ojos, no me daba tiempo para observar a los demás, quería mi atención solo para él, es un chico muy caprichoso, cada vez que hacía una pirueta trataba de terminar mirándome o en dirección hacia a mí, cada vez que terminaba me miraba, me observaba, me recorría son esos ojos que sólo lograban sonrojar mis mejillas.
    La tos y mi garganta no me dejaban tranquila, era un dolor angustioso y tedioso, no me dejaba concentrarme en los detalles, cada vez que respiraba era un dolor que me consumía, debía utilizar una bufanda para evitar el aire frio y mitigar mi dolor, mi aliento no me dejaba ver, cada vez que respiraba a través de la bufanda delataba mi respiración con un vapor blanco, éste obstruía mi visión. . . Sólo tenía dos opciones: Observar o respirar con dolor, escogí la primera.
    El chico de la polera fosforescente en un momento decidió no dejarme observar a los otros, celosamente me tapaba la visión con su gran espalda mientras alardeaba y felicitaba a sus compañeros, que chico tan egoísta, no sé porque no puedo dejar de observarlo. . . Llega la hora de su regreso, muchos de sus compañeros se fueron, solo él se quedó con 2 compañeros más, se sentaron exhaustos por la práctica mientras conversaban, no quería que el tiempo transcurriera, pero inevitablemente llegó el tren y mi cuenta regresiva comenzó.
    La señora se levantó de su asiento y me obligo a seguirla para abordar el tren, me paré torpemente mientras lo observaba-¡Hey chico, mírame!-pensaba, a la mitad de mis pasos volteó su mirada hacia mí, nerviosamente agité mi mano derecha en señal de una triste despedida y el sonrió, volteé para seguir adelante y a los lejos escuche un grito -¡Adiós!- provenía de sus labios, una sonrisa se escapó de mi boca y volteé para seguir despidiéndome del chico que me robo la mirada, agité mi manos nuevamente y el me respondió con un beso a la distancia, mi corazón parecía estallar de felicidad, pero el tren sellaba nuestra separación, un amor a quedado en la estación.

sábado, 7 de julio de 2012

~Volvió a la odiada realidad~

    Esta chica no tiene deseos de celebrar, aprovechó la instancia de que su utopía esta en paz y escapó a la realidad. Se vio en un examen de matemáticas, como no había estado consciente en las clases no tiene ni idea de los ejercicios, tocó el timbre para salir a recreo, su examen estaba en blanco . . .
-¡Eh!, amiga ¿Qué pasa?, has estado ida estos últimos días, nos ignoras completamente- Le dijo una de sus compañeras.
-¿Las ignoré?- Preguntó la chica.
-Si, llegabas todos los día como no sé . . .  ¿Zombie?, te sentabas y te levantabas al terminar las clases,  te ibas directo a casa, no hablabas con nadie, ni siquiera nos mirabas, ¿Qué rayos te pasa?- Preguntó.
-He tomado algunas pastillas, bueno, drogas para la depresión, ese pequeño psicólogo de pacotilla me llena de pastillas, es horrible-
-Waaa que complicado- Agacho la cabeza-has bajado últimamente tus notas y hay veces que cabreas a los profesores, tus padres no están muy felices . . .-
-¿Ellos te pidieron que te acercaras nuevamente a mí?- Interrumpió la chica.
-No exactamente, no creas que todo gira entorno a ti, no todo es malo, ¡REACCIONA!-
   Esa palabra, esa maldita palabra, la dejo helada, pálida, toda la clase se volvió a verla, empezaron a murmurar cosas y después se rieron, cosa que para ella ya era costumbre. Ella era consciente de lo que allí ocurría, un falsa amiga que después de la traición vuelve desvergonzadamente bajo su cobija, padres trabajólicos y compañeros de curso molestando nuevamente, todo sigue igual, la monotonía sigue, su mundo es más placentero que quedarse allí, esto a ella la consume, aprisiona y grita en su oído, rasguños cubiertos de sangre adornan sus paredes y los poster a medio sacar recuerdan su delirio –Todo está igual a como lo dejé- Piensa.

martes, 3 de julio de 2012

~Un nuevo color: Plomo~

    Permaneció mucho tiempo estática, sus ojos estaban atentos a cualquier movimiento, estaba helada, parecía que no respiraba, una pequeña lágrima cayó por su mejilla y un suspiro por su boca fue libre, de pronto apareció un unicornio, uno distinto, de color plomo con manchas negras, éste tenía alas, -¿Esto es un Unicornio o un Pegaso?- se preguntó la chica . . .
-¡Ya estoy harto, este caos se acabó!-Gritó con furia aquel unicornio
    De golpe todo volvió a ser normal, dentro de lo conocido, lo morado de volvió amarillo, la lava en estambre y todas las criaturas volvieron a su monotonía, la chica quedó impactada, no entendía que había pasado, los panqueques volaban amablemente con las tostadas, los ositos de gomita corrían por el estambre, cascadas de caramelo, chocolate y yogurt bajaban armoniosamente, al parecer todo era hermoso con una canción de fondo. Por los grandes estambres apareció un hombrecito con calzoncillos gritando: “¡Estamos de fiesta!, ¡Hay que celebrar!”, bailaba como si no hubiera un mañana, bueno, técnicamente no lo hay . . .
-¿Celebrar?-preguntó la chica
-No lo sé, no me mires a mí, no soy el de la idea-Respondió el unicornio morado.