Caminando por la acera, sola y sin deseos de tener a un
acompañante, aceleró sus pasos, miraba al suelo, caminaba y caminaba, de pronto
escucha la bocina de un auto, otra vez . . . A pasos de cumplir su más anhelado
deseo, morir. Camina y camina sin destino aparente, se detiene en una esquina
conocida, al voltear ve al parque de sus recuerdos, tantos juegos, tantos
sentimientos, emociones, todo lo que se dijo allí ahora son solo pétalos en una
gran oscuridad, pétalos carmesí que tiñen el lugar armoniosamente, entró al
lugar de ensueños, todo le parecía, cínico, mentiroso, sarcástico, como si todo
allí se riera en su cara, se subió a un columpio y comenzó a volar, cada vez
que llegaba a palpar el cielo inevitablemente se alejaba, -Que hermosa sensación
de libertad- pensó, mientras se reía, llegaba tan alto que al retroceder daba
un golpe violento, a esta chica ya no le importaba caer, dolería, pero sería
algo momentáneo, algo que se puede curar, pero esa adrenalina y esa libertad se
fue acabando, cada vez la velocidad era menor . . . -Ya no es tan divertido- No
era lo mismo, no como ella lo recordaba.
Vida momentánea,
¿Amor momentáneo?, bah, son solo locuras de una noche, una larga noche en la
que hablaron y así comenzó su pequeña historia, una historia bella, hermosa,
dependiendo del punto en que lo mires, antes del final y desde su
perspectiva, fue un sueño de una dama, desde mi perspectiva, mi omnisciencia,
fue una mierda. Aunque ella no lo quiera ver, no lo reconozca y aún no lo
asimile, lo que le hicieron fue algo que hizo que sus día se acortaran y sus
puños sangraran, sus lágrimas no les llegará pero ella no puede evitarlo,
perdió a una "amiga", perdió al chico que en ese momento era su pase
a la dulzura de un te amo, quizás falso, insensible, frio y cínico, pero eso
ella no lo podía apreciar, su nube color arcoíris no la dejaba ver, ese chico
pudo enredar la lana de tal forma que ya no era una madeja, eran trazos de una
mentira, trazos planeados, uno tras otro, de apoco, se fueron amontonando,
muchas personas lo vieron, un gran revoltijo de lana, mucha, mucha lana
desparramada por el lugar, lo alertaron, lo dijeron, lo gritaron, pero esta
chica solo lo miraba a él, su espalda, su sonrisa . . . Su máscara.
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