Esta niña estaba sentada en la habitación del hospital, era consciente de todo lo que le rodeaba, ya había despertado, sentía mucha hambre, pero no quería comer, pero sentía que esto ya no podía seguir así, la ausencia de ese alguien era muy fuerte, si ella seguía así iba a acabar con su existencia.
¿Qué harás muñeca de seda?, ¿quieres atar nuevamente estos hilos a esas frágiles manos que con uno o más movimientos terminarán rotas?, ¿tu existencia es tan necesaria, es tan importante que ese sucio y patético ser?, ¿acaso volverás a utilizarlo de esa forma?… No has cambiado, aún eres la patética niña que se escondía de la realidad, que hacía fluir la sangre como chocolate por la fresa, no has cambiado…
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