Escarchilla
con un sutil color carmesí corre por su cuerpo, sentada mirando al vacío la
chica ya no entiende, su vida es como una montaña rusa, al parecer lo hermoso
no dura demasiado, la azúcar esta derramada opacando el suelo tiñéndose de un
hermoso carmesí, los ositos de gomita intentan limpiar el desorden causado,
pero por más que limpian no surge ningún efecto, la chica no quiere que el tétrico
paisaje cambie, empezó a tiritar y sus manos se convirtieron en puños, golpeo
el piso brutalmente y comenzó a llorar, su puño obtuvo el color deseado...
Carmesí.
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