Transcurrieron los días, ella se acostaba tarde y levantaba
más tarde, veía a los escolares transitar sin preocupaciones por la calle, hace
poco habían terminado sus vacaciones, sabía exactamente a donde se dirigían, cuál
era su dirección, teléfono, profesores, alumnos, todo lo relacionado con él,
pero aún así ella no asistía. . . Le tenía un pavor al colegio, a ese ambiente enfermizo
donde todos estaban vestidos iguales, las chicas utilizaban los mismos peinados
que eran “la moda”, los chicos sólo se preocupaban del deporte y aumentar el número
de admiradoras, ella no pertenecía allí, era el tipo de alumnos que eran
aislados, maltratados, humillados y estaban en el fondo de su escala de
“popularidad”, a su descuidada apariencia, el ignorar y a su afán por los
libros le da el crédito, sabe qué debe hacer y cómo hacerlo para poder cambiar
todo, pero ella ama su capa de invisibilidad, su cartel de “no te acerques” y
la privacidad que eso conlleva, el poder ir sola a la biblioteca sin ser molestada
para ella era un delicia, un verdadero placer de los dioses, todo lo que ella
desea con consecuencias macabras.
A la chica lo que más le sobraba era tiempo, se aburría sola
en casa y le asustaba salir para cambiar su rutina, no soportaba la televisión
y el computador no le entretenía, los libros que había releído una y otra vez
ya no le entusiasmaban, quería más y más, pero su tesoro estaba en la
biblioteca de la escuela a la que ella “asiste”, las clases empezaron hace como
una semana, pero la chica aún no se presenta, la señora que cuida de ella, su
“madre”, no se preocupa de ella ni de lo que hace así que por ese lado no tiene
problemas, aunque ya el ambiente de su casa la está ahogando, los 2 meses de
tortura que son las vacaciones ya pasaron y su nombre en la lista de asistencia
esta acumulando faltas.
Un día estaba durmiendo tranquilamente cuando un
aparato realmente molesto comenzó a sonar y armar escándalos, su celular,
llamaba Naomi.
-¿Aló?-Dijo la chica con un voz casi sonámbula.
-¿Aló?, Hola, te llamo para que vayas al colegio hoy, te
estoy esperando de hace días, me aburro en clases sin poder conversar contigo,
vamos, di que sí, ¿sí?-
-No, ¿Estás loca?, no quiero ir, son. . .-Ve el reloj- ¡SON LAS
5 DE LA MAÑANA!, ¡¿Cómo se te ocurre llamarte a esta hora?, tu realmente estas
demente. . .-
-Si vienes te presto ese libro que mi padre me trajo de Estados Unidos,
ese que has estado deseando leer hace mucho tiempo, ¿Es un trato?-
-Tú ganas, iré-
-¡Bien!, nos vemos entonces-
La chica termino la llamada, puso la alarme y siguió
durmiendo, cuando se despertó junto con la alarma fue a ver si estaba bien su
ropa, se dio cuenta que se le había olvidado planchar su uniforme, como su mamá
no se preocupa de nada ella debe estar haciendo todo lo que compete a ella y su
madre, apresuradamente planchó su uniforme, se vistió, buscó algún cuaderno del
año pasado que podría reutilizar, en su casa no le dan ni mesada, así que no
tiene dinero como para comprarse algún cuaderno, estaban algunos “salvables”,
estaban manchados, con el espiral roto o doblado, pero se podía escribir en
ellos, echó sus 2 lápices, no alcanzó ni a colocarse un moño, salió de su casa
15 minutos tarde, caminó hasta su colegio despreocupadamente, su pelo largo,
enredado y desprolijo bailaba con el viento, sus mejillas y nariz estaban enrojecidas
por el frio, por cada paso que daba reflexionaba del porqué lo estaba haciendo,
tenía ganas de abandonar y volver a su casa, pero realmente deseaba ese libro,
simplemente tuvo que respirar hondo y seguir caminando.